lunes, 23 de febrero de 2009

La iconografía

El primer problema fue la necesidad de encontrar una iconografía que se distinguiese de la pagana.

En los tiempos de persecución fueron frecuentes los motivos simbólicos, así, el pez es una alusión a Cristo, ya que su nombre en griego (IXZUS) contiene las letras iniciales del lema Jesucristo, hijo de Dios, salvador.

También es frecuente el delfín como referencia a la resurección y la eternidad; el ave picando un racimo, que alude el alma humana que se alimenta con la eucaristía; el ave fénix y la paloma con una rama en el pico, simbolizando la resurreción; el ancla, que refleja la esperanza; la vasija, como símbolo del agua de la vida; o la vid, un tema esencialmente eucarístico.

Uno de los temas más repetidos fue el anagrama de Cristo, que fue evolucionando hasta añadírsele la P (creando así el Crismón), el α y Ω, el círculo en señal de eternidad y una S en la parte interior de la X, con la que adquiere el simbolismo de la Trinidad.

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